La persistencia de las sensaciones por Fabián Soberón

 La persistencia de las sensaciones 

Sobre Identidad de ciertas frutas, de Amanda Berenguer

Ed. La Ballesta Magnífica 

2021

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Por Fabián Soberón


   ¿Quién puede anudar los versos festivos y melancólicos sobre eso que llevamos a la boca y a veces contemplamos como un cuadro de Velázquez o de Goya? Solo Amanda Berenguer. La poeta uruguaya Amanda Berenguer ha escrito un libro único sobre el deseo, la amargura y la debilidad de los sentidos frente a la lujuria de la vida. La sed se esparce en los versos como el jugo de la fruta en los sentidos. La poeta ha escrito un elogio de la sensualidad materialista, en el sentido filosófico del fervoroso Etienne Bonnot de Condillac. Y no hay libro en este sur del mundo que roce o iguale su cáscara o materia.

   Berenguer encuentra identidad y dulzura en los dátiles o descubre el conocimiento de la lengua y de los gajos en el sabor de la naranja.

   Y se pregunta, filosófica, cuál es la verdadera manzana: 


“Una manzana color manzana

otra manzana sin cáscara…

otra manzana desaparecida

saboreada”.








   La incertidumbre cartesiana y la flecha del viento se cuelan en la percepción del membrillo:


“Al membrillo lo quiero y no lo quiero


Entonces viene el viento al solar del gusto

y mis dientes devastan la pulpa impenetrable

mientras por los aires quedan –echando jugos—

                                   insoportables alucinaciones”.


   El sexo del azúcar inunda la página de “las frutillas”:


“Se ofrecen flores concebidas

Se ofrece 

su maduro dedal de sexo extravagante”.


Hay un sinsabor y una inquietud que alimenta su relación con el ananá:


“Nunca supe si fue aquella ácida y dulce 

pasión de su carne

                               la que me abrió 

la trastienda la fiesta”. 


   Antes de leer este libro no sabía que el deseo, el amor del mundo, y los jugos perfectos se ofrecían de este modo epicúreo y seductor en las frutas. Los higos guardan un espesor amargo que enlaza el cuello animal y la lujuria:


                                 “Los higos 

cuelgan del árbol 

                              como murciélagos de melaza

                              como ahorcados

por robar un manojo de lujuria”.


   A la granada, una fruta fea o débil de encanto, la poeta logra dotarla de un toque asociado a la memoria azucarada:


“Su memoria es apenas una savia azucarada

                       donde enrojece

                       la sorpresa apetecible”.


   Berenguer encuentra el eco de un gesto solidario, ese que a veces no tenemos, en el corazón de una fruta encendida:


“Repartir la sandía –me dije—

es repartir una siesta de verano 

una estación con vidrieras rojas

y desierta

una cueva verde habitada por la sed”.


   En el mundo de los sabores y las metáforas la poeta hunde su boca de versos y provoca una fiesta sutil hecha de revelaciones y amargura:


“Las almendras dulces protegen las revelaciones 

                           que aparecen en la cúpula del paladar.


Las almendras amargas 

                            tejen una mascarilla de terror 

                            y se quedan mirando el sacrificio”.


   Me pregunto ahora, casi como si fuera un invocación devota a la belleza (ese concepto tantas veces dicho y hecho palabra, sensación y materia de forma única en este libro), ¿por qué no había leído antes a Amanda Berenguer? Si hay algo que impacta en estos poemas “condillequeanos” (por el eco sabroso de Condillac) es la persistencia de las sensaciones.

   Doy las gracias a los editores (Marisa Negri, Daniela Rodi y Gabriel Martino) por haber publicado estas frutas originales y sinestésicas. 

27 de febrero de 2022








Fabián Soberón nació el 18 de junio de 1973 en Tucumán, Argentina. Es Licenciado en Artes Plásticas y Técnico en Sonorización por la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Tucumán. Se desempeña como Profesor de Teoría y Estética del Cine en la Escuela Universitaria de Cine y como Profesor de Comunicación Audiovisual en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT, en la que ha sido Profesor de Historia de la Música. En 2014 obtuvo la Beca Nacional de Creación otorgada por el Fondo Nacional de las Artes. Colaboraciones y ficciones suyas se difunden en ViceVersa (EEUU), Hispamérica (EEUU), Suburbano (EEUU), Ñ (Argentina), Infobae (Argentina), Perfil (Argentina), La Gaceta (Argentina), entre otras. Integra las antologías Poesía Joven del Noroeste Argentino (compilada por Santiago Sylvester, FNA, 2008), Narradores de Tucumán (compilada por Jorge Estrella, ET, 2015), Nuestra última Navidad (compilada por Cristina Civale, Milena Caserola, 2017), y Viral (compilada por Flavia Soldano, La docta ignorancia, 2020), entre otras, así como el diccionario monográfico La cultura en el Tucumán del Bicentenario, de Roberto Espinosa (2017). Fue traducido parcialmente al inglés, al francés y al portugués. Presentó sus libros y sus documentales en universidades y otros espacios de Estados Unidos, Francia, Alemania, España, Islandia, Puerto Rico y Suecia. Libros publicados: la novela La conferencia de Einstein (1ª edición en 2006; 2ª edición en 2013); en el género relatos: Vidas breves (1° edición en 2007; 2° edición en 2019), El instante (2011) y Edgardo H. Berg (2021, versión digital); en el género crónicas: Mamá. Vida breve de Soledad H. Rodríguez (2013), Ciudades escritas (2015) y Cosmópolis. Retratos de Nueva York (2017); la nouvelle Las gallinas (2019, versión online); el volumen 30 entrevistas (2017) y El viaje inmóvil. Cine del norte argentino (2021, versión digital). Como director de cine, realizó los documentales Hugo Foguet. El latido de una ausencia (2007), Ezequiel Linares (2008), Luna en llamas. Sobre la poeta Inés Aráoz (Tucumán, 2018), Alas. Sobre el poeta Jacobo Regen (2019) y Groppa. Un poeta en la ciudad (2020). Con los músicos Fito Soberon y Agustín Espinosa, editó el disco Pasillos azules (AERI Records, 2019).



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